martes

Ruth

Esta mujer es presentada como el máximo ejemplo de lealtad, y no hay nada en su comportamiento que pueda ser hallado fuera de la Ley. Su historia ha sido considerada digna de ser escrita y pasó a ser uno de los libros de las Escrituras Hebraicas. Ruth vivó en el periodo de los Jueces (Ruth 1:1), y aunque el tiempo exacto no es relevante para nosotros porque nos interesa su persona y carácter, es importante discernir algunos detalles porque el linaje en el cual ella entró es el del Rey David. Según la Biblia, hay seis generaciones entre Nachshon, príncipe de Judá y contemporáneo de Yehoshua, y el Rey David (1Crónicas 2:10-15). Boaz era el nieto de Nachshon, y se lo supone hijo de Rahav, lo que colocaría la historia cerca de los primeros Jueces, pero habiendo sido Boaz el abuelo de Yishai, debe haber vivido cerca del final del periodo de los Jueces y no puede ser el hijo de Rahav, y al menos dos generaciones deben faltar en el medio. Otro problema es que Rahav vivó durante la conquista de Canaán bajo Yehosua, mientras Naomi y su marido emigraron de Judá cuando la conquista había terminado y ya estaban establecidos en la tierra; luego vivieron al menos diez años en Moav antes de que Naomi retornara y se encontrara con Boaz. Además, la carestía en el país sugiere que eran contemporáneos de Gedeón (Jueces 6:4-5). No obstante, considerando que excepto Déborah, que gobernó sobre todo Israel, podían haber diferentes Jueces contemporáneamente sobre sus respectivas Tribus, y entonces la sucesión puede reducirse a los cuatro de Efrayim, más los periodos de anarquía: en este caso, podríamos considerar que Otniel en Efrayim, Ehud en Benjamín y Shamgar (probablemente en Judá, habiendo combatido contra los Filisteos) podrían ser parcialmente contemporáneos; luego Gedeón y Avdón en Efrayim pueden coincidir por la mayor parte de años con Tola y Elón en Galilea, Ibtzan en Yehudah, Yair y Yiphtah en Galaad y Shimshon en Dan. Ésta hipótesis hace posible contar las cuatro generaciones entre Ruth y el Rey David, aún dejando irresuelto el vacío entre Nachshon y Boaz, y es muy factible que un par de nombres en el medio hayan sido idénticos en generaciones alternas y no han sido transcriptos por ser considerados repeticiones. Sin embargo, aún cuando Rahav probablemente no fué la madre de Boaz sino su abuela o una generación anterior, su carácter fué transmitido a su descendiente, como se verá.
Y aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Beth-lehem de Judá, fué a peregrinar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos… Y murió Elimelekh, marido de Naomi, y quedó ella con sus dos hijos; los cuales tomaron para sí mujeres de Moab, el nombre de la una Orpah, y el nombre de la otra Ruth; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Machlon y Kilyon, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.
(Ruth 1:1,3-5)
Elimelekh y su familia han sido los primeros Judíos emigrantes mencionados en las Escrituras. Él no debía haber dejado su pueblo en búsqueda de una vida mejor en un país pagano, haciendo así que sus hijos se casaran con mujeres de un pueblo al cual el Señor había explícitamente declarado anatema para Israel (Deuteronomio 23:3,6). Por este motivo, él y sus hijos murieron en pocos años en el país donde se establecieron. Éste es uno de los signos que muestran cómo la Ley era ignorada durante ese periodo, en en el cual “cada uno hacía como mejor le parecía” (Jueces 17:6). Muy probablemente, Naomi no estaba de acuerdo con su marido en dejar la tierra que el Señor había dado a Su pueblo, pero ya hemos hablado de la escasa consideración de la mujer en aquél tiempo, la edad oscura del antiguo Israel.
Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que HaShem había visitado a su pueblo para darles pan. Salió pues del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para retornar a la tierra de Yehudah. Y Naomi dijo a sus dos nueras: «Andad, volveos cada una a la casa de su madre: HaShem haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os dé HaShem que halléis descanso, cada una en casa de su marido». Las besó, y ellas lloraron a voz en grito. Y le dijeron: «Ciertamente nosotras volveremos contigo a tu pueblo».
(Ruth 1:6-10)
Naomi fué seguramente una mujer excepcional, tanto que sus dos nueras habían decidido dejar las propias familias y el propio país para seguirla hacia una tierra desconocida, y habitar con un pueblo desconocido. Su carácter era realmente como su nombre, pues Naomi significa “placentera”. Sabemos que ella insistió a ambas nueras para que retornasen de nuevo a sus hogares, y así convenció a Orpah, pero no a Ruth, que dijo:
«No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti; porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios; donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga HaShem, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti».
(Ruth 1:16-17)
Estas son las palabras más célebres dichas por Ruth, como un emblema de devoción y lealtad. De la misma manera que Rahav, ella decidió dejar a su pueblo y todo lo que tenía en su tierra para seguir al Dios de Israel. Ésta fué una acción de gran coraje, pues ella probablemente sabía que según la Ley ella no habría sido aceptada en Israel, pero su decisión fué tomada sin dudar. Seguramente, ella no dijo que el Dios de Naomi habría sido su Dios quienquiera que fuese, sino porque ya sabía quién Él es. Ella sabía por fé que el Dios de Israel la habría recibido en Su pueblo, porque es el Altísimo y el dador de la Ley.
Y tenía Naomi un pariente de su marido, varón poderoso y de hecho, de la familia de Elimelekh, el cual se llamaba Boaz… Y Boaz subió á la puerta y sentóse allí.
(Ruth 2:1; 4:1)
Boaz, siendo pariente del marido de Naomi, tenía el derecho (y el deber) de redimir la propiedad de Elimelekh, si hubiera sido el más cercano. Era un príncipe de Yehudah, siendo del linaje de Nachshon, y podemos suponer que fuera también el Juez de su Tribu, porque Judá estaba separada del resto de Israel mucho antes de la institución de la monarquía (notar que los reyes Shaul y David contaban a Yehudah como una entidad distinta de Israel – 1Samuel 11:8, 17:52; 18:6; 2Samuel 2.10-11; 3:10; 5:3-5). Y eran los ancianos y gobernantes de la ciudad que acostumbraban a sentarse en las puertas de la misma para tratar asuntos legales. Una curiosidad, también el ancestro de Ruth, que era Lot, era un anciano de Sodoma y se sentaba en las puertas de la ciudad (Génesis 19:1).
Ruth la Moabita dijo a Naomi, «Ruégote que me dejes ir al campo, y cogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia». Y ella le respondió: «Ve, hija mía».
(Ruth 2:2)
¿Sabía Ruth en el campo de quién habría ido a trabajar? Quizás ella imaginó que el Señor la habría guiado al lugar apropiado, porque actuó con la misma fé con la cual dejó la seguridad de su hogar para vivir como extranjera en medio de otro pueblo. En todo caso, ella no quiso ser una carga para su suegra, sino un apoyo.
Y respondiendo Boaz le dijo: «Por cierto se me ha declarado todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a pueblo que no conociste antes. HaShem galardone tu obra, y tu remuneración sea llena por Adony Dios de Israel, que has venido para cubrirte debajo de sus alas».
(Ru
th 2:11,12)
Boaz tenía conocimiento del espíritu de Ruth. Si él era el hijo de Rahav o sólo un descendiente suyo, seguramente Ruth le habrá hecho recordar de Rahav, que se atrevió a desafiar al anatema que había sido pronunciado sobre su pueblo e hizo la elección personal de unirse a Israel, porque ella reconocía al Dios de Israel como el Único y Verdadero. Si Él redimió a una Cananea, ¿por qué no habría de redimir también a una Moabita?
Y le dijo Naomi, su suegra: «Hija mía, ¿no te tengo de buscar descanso, que te sea bueno? ¿No es Boaz nuestro pariente, con cuyas mozas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, pasarás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acostare, repara tú el lugar donde él se acostará, e irás, y descubrirás los pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer». Y le respondió: «Haré todo lo que tú me mandares». Descendió pues a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Y como Boaz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, retiróse a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y descubrió los pies, y acostóse. Y aconteció, que a la media noche se estremeció aquel hombre, y palpó: y he aquí, la mujer que estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: «¿Quién eres?» Y ella respondió: «Yo soy Ruth tu sierva: extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano».
(Ruth 3:1-9)
Hay mucha controversia acerca del significado de las expresiones usadas en este pasaje, y lo que realmente sucedió depende de la correcta interpretación de los términos. El consejo de Naomi era claro; ella sabía que Ruth era una mujer determinada, y le pidió que diese un paso adelante para reclamar sus derechos. Ella sabía cuál era el momento propicio y lo que se debía hacer, y Ruth siguió la recomendación de su suegra. Lo importante aquí es que el propósito fué conseguido y fué hecho según las reglas culturales y espirituales de aquel tiempo.
De hecho, el texto contiene palabras con sentido figurado y probables eufemismos que no son evidentes en la traducción, y alg
unas expresiones no fácilmente comprensibles, por lo tanto, podemos sugerir cómo se desarrollaron los eventos sin establecer ningún parámetro dogmático.
Ruth tenía que hacerse agradable y deseable y esperar a que Boaz hubiese terminado su trabajo y su cena, y luego cautamente llegar al lugar en la era donde él iría a dormir, y poner en marcha su plan. Ella debía “descubrirle los pies y acostarse”, lo que generalmente se interpreta que ella gentilmente quitó la cubierta de sus pies y se acostó junto ellos como señal de sumisión, hasta que el hombre despertó y la notó. Aunque ésto podría haber sido posible si hubiera habido alguna especie de código cultural por el cual un tal comportamiento pudiera haber sido comprensible, el hecho de descubrir los pies de alguien mas bien carece de sentido. Sin embargo, ésta expresión puede tener un significado muy diferente: la palabra “pies” a menudo era usada para definir las piernas e incluso la parte inferior del cuerpo, y en manera eufemística también las partes íntimas. Otra interpretación que ha sido propuesta es que ella se descubrió a sí misma y se acostó al lado de él, pero esto no está sólidamente fundado en el texto. El p
aso sucesivo era esperar hasta que él le dijera lo que hacer, pero en cambio fué ella que le dijo a él de extender su manto sobre ella, haciendo entender que debía ser redimida por él y que era su deber tomarla por mujer. Tal comportamiento habría sido correcto y coherente con su carácter. Ella estaba en la misma situación de Tamar y tuvo que reclamar sus derechos, aunque no tuvo que recurrir a algún estratagema y actuó con completa franqueza.
Y él dijo: «Bendita seas tú de Adonay, hija mía; que has hecho mejor tu postrera gracia que la primera, no yendo tras los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía: yo haré contigo lo que tú dijeres, pues que toda la puerta de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo. Reposa esta noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive HaShem. Descansa pues hasta la mañana». Y después que reposó a sus pies hasta la mañana, levantóse, antes que nadie pudiese conocer a otro. Porque él dijo: «No se sepa que haya venido mujer a la era».
(Ruth 3:10-14)
Boaz la reconoció como una mujer digna, y aunque su acercamiento a él fué una declarada propuesta de matrimonio (que podría haber sido consumado esa misma noche, si él no se hubiese recordado del pariente que tenía prioridad sobre él), él la alabó por su virtud y lealtad hacia la Ley de Israel, según la cual ella no debía casarse fuera de la familia de su marido muerto. Parece que Boaz era ya un hombre mayor, y es muy improbable que fuese soltero, más aún siendo una personalidad importante en su Tribu, y rico; por lo tanto, es factible que él también fuese viudo. Sin embargo, ella podría haber elegido otros hombres antes que él, más jóvenes y ricos, pero ella prefirió sujetarse a la Ley de Israel. Boaz la recibió a pesar de su origen, como Rahav de la cual él descendía fué admitida en Israel por causa de su fé.
Y Boaz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: «Vosotros sois hoy testigos de que tomo todas las cosas que fueron de Elimelekh, y todo lo que fué de Kilyon y de Machlon, de mano de Naomi. Y que también tomo por mi mujer a Ruth Moabita, mujer de Machlon, para suscitar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois hoy testigos»… Boaz pues tomó a Ruth, y ella fué su mujer; y luego que entró a ella, Adonay le dió que concibiese y diese a luz un hijo… y lo llamaron Oved: él es el padre de Yishai, padre de David.
(Ruth 4:9-10,13,17)
Esta mujer Moabita, cuyo carácter era a la vez amable y determinado, que era como Rahav nacida pagana pero reconocía al Dios de Israel como su Dios, y que era como Tamar, viuda sin hijos que reclamó sus derechos de tener descendencia, fué recompensada por el Señor, que añadió su nombre al linaje del Rey David.

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